viernes, 18 de marzo de 2011

MANTEQUILLA DE SORIA

Me fui a Soria el 17 de marzo por ser el cumpleaños de Juana y a ver de nuevo "El extraño viaje".
"Extraño", pero viaje. En buena compañía.
Soria, llena de cigueñas planeando entre torres y palacetes y el eco aun de los ropajes de la nobleza que paseó por sus empedradas calles en otro tiempo.
Llega la hora del teatro.
Acompaño a Juana en su transformación, en el proceso.
Entrar por la trasera de un teatro y estar en las tripas abiertas de la criatura.
El escenario por detrás de cualquier montaje, tiene tanta magia...Da un poco de pudor verle las costuras al milagro.
La emoción del directo.
La compañía se prepara. Se despojan de toda sombra que recuerde quienes son. Y maquillan sus rostros. Peinan y despeinan.
Va llegando la cita con el personaje. El vestuario les arma. Ya viene.
Han quedado con el publico. Y ya está en la sala, ocupando sus localidades.
El espectáculo late desde los camerinos. Ya respira y anda. Taquicardias.
Se apagan las luces. Ya está comenzando.
El oscuro se rompe a la velocidad de la sombra y allí está la escena, ante los ojos.
Y comienza a moverse todo, el mecanismo al completo.
Para complacer. Para emocionar. Risa. Sonrisa. Tos.
Y los actores construyendo arquitectura efímera de personajes tridimensionales. Vivos y cargados de sentimientos.
De pronto, un accidente. Ignacia, cae. Juana, se desmorona.
Por un oscuro demasiado negro, por una plataforma de la que ha de bajarse de 40 centímetros de altura, retirando la vajilla de la escena anterior, ruido de platos rotos y el sonar de un cuerpo cayendo a plomo sobre las tablas. Oscuro. Silencio.
Se enciende de nuevo la luz y otra escena. La función debe continuar.
Siguiente escena, aparece de nuevo Juana/Ignacia en pie. Con una venda cubriendo su mano derecha, pero de una pieza.
La función debe continuar y así lo hace. Desgranando una tras otra las hojas de su margarita, su personaje.
 Oscuro final.
Aplausos. El público en el saludo, "reconoce" el trabajo de Juana. Y su oficio. El de todos los actores.
Y desde mi corazón y mi butaca, mi admiracion y agradecimiento mas sincero por haber sido testigo de ese pundonor, de esa enorme vocación, de esa dignidad y talento con la que Juana se sobrepuso al accidente y continuó la función.
Y como ella, tantos actores y actrices, artistas vocacionales y verdaderos, que llevan la ilusión y la grandeza de este oficio por los teatros y salas de este país con entrega y mimo y sobre todo por un profundo y sincero amor AL ARTE.
Juana se trajo de vuelta , unos cortes en la palma de la mano, un esguince en el tobillo y una mantequilla de Soria.
Dulce.


                 Para Juana Cordero, Guillermo Montesinos y Juana Andueza. Los hermanos Vidal.

1 comentario:

  1. ...gracias..emocionante relato transportador al momento de "otro relato" lleno de arte y talento...gracias...

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